Soweto: 16 junio 1976

Ahora que tanto se habla de los jóvenes saliendo a la calle, cabe recordar como hace 35 años los estudiantes surafricanos de Soweto dieron ejemplo al mundo saliendo valientemente a las calles, poniendo en riesgo su vida (176 murieron asesinados) para luchar por un mundo mejor. 15 años y un día después, gracias en gran parte a su valentía, el apartheid desaparecía.
El vídeo lo he encontrado gracias a mi ex-compañera de clase Janice Winter

Now that everyone speaks of youth taking the streets, it’s worth remembering the example to the world given by students in Soweto 35 years ago, as they took to the streets, endangering their lives (176 were killed) to fight for a better world. 15 years and a day later, partly tanks to their courage, apartheid collapsed.
Video found thanks to my ex-classmate Janice Winter.

District 9 – ficción y realidad

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Aunque no se trate de un tema estrictamente político, me parece interesante hacer un pequeño post sobre «District 9» – y no sólo porque por primera vez los alinígenas no aterricen en los EEUU. Esta película – rodada en Johanesburgo y dirigida por el suráfricano Neill Blomkamp (aunque producida por Peter Jackson – de aquí la gran publicidad recibida) ha recibido muy buenas críticas y se ha convertido en uno de las palículas con más recaudación en EEUU este verano. La historia, ambientada en 2010, narra la la ficticia llegada de alienígenas a una Suráfrica aún dominada por el sistema del apartheid 20 años atrás. Desde su llegada, los visitantes – apodados «prawns»  (langostinos) por su aspecto – son internados en una provisonal campo de refugiados, que acaba convirtiéndose en permanente y cuyas condiciones de habitabilidad van decayendo a medida que aumenta la población alienígena.

Son claros los paralelismos entre esta historia y la situación real en Suráfrica, no sólo aquellas generadas directamente por el apartheid, sino también las condiciones de pobreza en la que continúa una gran parte de la sociedad en la actualidad, además de los más recientes conflictos de origen xenofóbico desatados en Suráfrica durante mayo del pasado año. En resumen, una historia de ciencia ficción en la que el director ha querido sin embargo hacer referencia a la realidad – no sólo para hacer la historia más creíble (algo para lo que utiliza imagenes supuestamente captadas por los informativos de la televisión Surafricana) sino para también dar a la película un toque de denuncia social.

Sin embargo no todo el mundo esta contento con District 9, la cual ha sido blanco de críticas dirigidas desde distintos grupos. Por una parte los resientes del township de Chiawelo, barrio de Johannesburgo en el que se rodó la película y cuyos habitantes viven en una situación de extrema  pobreza y falta de servicios básicos, no están de acuerdo acerca del impacto que la película ha tenido en sus vidas. Algunos destacan la inyeccion ecónomica (temporal) que recibió el barrio, además de la notoriedad conseguida. Para otros, su situaciñon y la del township no han mejorado nada, sino que ha empeorado ya que muchos de sus residentes están en peligro de ser expulsados de sus viviendas (otro paralelismo con la película); además muy pocos de los residentes pueden permitirse el precio de la entrada al cine. (Picnhad la foto para ver la galería completa) 

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Otro grupo molesto por la película es la comunidad Nigeriana – muy numerosa en Suráfrica. Los ciudadanos nigerianos en District 9 aparecen no sólo como gángsters, prostitutas y gente de mal vivir, sino que mantienen relaciones sexuales con alienigenas además de comérselos. Estos criticismos, presentes en distintos blogs además de Facebook, considera que la imagen dada de ellos en la película no hace sino accentuar los estereotipos acerca, no sólo de Nigeria pero de toda África en EEUU y Europa. Algunos argumentan que esta representación no es accidental, dados los paralelismos entre el nombre del  jefe «come-alienigenas» nigeriano (Obesandjo) y el del anterior presidente nigeriano Olusegun Obasanjo. Mucho que ver pues, cuando se estrene la película en España el próximo día 11 de Septiembre.

Atletismo, sexo y política

Sin duda una de los eventos deportivos que más han dado que hablar durante la última semana han sido los Campeonatos Mundiales de Atletismo en Berlín. Y no sólo en el plano deportivo – en el que además de los records de Usain Bolt, la prensa española destaca el cambio de liderazgo en el medallero, donde África ha superado a Europa (27 a 25) por primera vez en este tipo de camponato, además de dominar claramente las distancias de fondo y medio-fondo.

La polémica de los campeonatos sin embargo ha sido la victoria de la atleta Sudafricana Caster Semunya en los 800m y el consiguiente debate acerca de su sexualidad. Se trata éste de un tema extremedamente sensible que requiere un especial cuidado por parte de todas los organismos, especialmente la IAAF y la federeción de atletismo de Sudáfrica, si  no se quiere hacer daño a la parte potencialmente más frágil – la atleta misma.

Caster Semenya celebra su victoria

Mientras que la controversia alrededor del sexo de un atleta – especialmente si gana – no es algo nuevo, y las organizaciones internacionales siempre han prestado atención a este tipo de problemas, estos debates pueden escapar pronto del terreno  puramente deportivo. Así, casi inmediatamente después de la carrera, distintos medios de comunicación infromaron de que se estaban realizando pruebas sobre la sexualidad de Semenya antes de que hubiera un comunicado oficial por parte de la IAAF . Esta falta de cuidado parece haber encedido la mecha de la polémica. 

Mientras que es del todo razonable que la IAAF quiera asegurarse de que la victoria de la atleta se ha producido de manera justa y limpia – algo especialmente necesario dada la asombrosa progresión de la atleta en los últimos meses – es decir, no sólo comprobando que se trata de una mujer, sino que no ha habido ningún tipo de dopaje, estas pruebas deben realizarse de la forma más profesional, respetando en todo momento la intimidad y dignidad de la atleta. De lo contrario, es fácil dar pie a enfados y a la politización de todo el proceso – como ha sucedido. Así, por una parte hemos visto la entendible reacción del público Surafricano – la defensa y el apoyo de la gente a una compatriota frente a lo que se ha percibido como un insulto a su femenidad y su valía como atleta.

Beinvenida a Caster Semenya

De otra parte también han aparecido las inevitables voces de políticos y otras autoridades surafricanas. Por una parte el presidente Jacob Zuma ha dicho que la atleta debe continuar «andando con la cabeza alta».  También, y de manera más polémica , el responsable de la Liga Joven del ANC  Julius Malema ha acusado a los medios de comunicacion europeos de falta de respeto y de manipular la historia y ha anunciado una posible queja de Suráfrica ante la ONU. Estas reacciones, estableciendo una relación directa entre el tratamiento recibido por Semenya y su raza – aunque contribuyen a una poco recomendable polarización del debate – se explican sin embargo por la historia de racismo que ha marcado a Suráfrica (más incluso que al resto del continente) durante siglos. También es destabable la reacción del presidente de la federación de atletismo surafricano, Leonard Chuen, que no sólo ha dimitido de su asiento en la IAAF como protesta, sino que también ha enfatizado que «no permitiría a los europeos el describir y definir a nuestros niños». Este comentario refleja no sólo lo candente que continúa siendo el discurso de la raza en la Suráfrica de después del apartheid, sino también la estrecha relación entre el colonialism y los discursos imperialistas, el racismo y la sexualidad.  Así, algunas voces han incluso trazado paralelismos con el infame caso de Saartjie Baartman, la mujer KhoiKhoi llevada a Europa en el siglo 18 y exhibida como una atracción de circo; uno de los ejemplos más famosos de la dimensión sexual (además de racista) de la construcción de la imagen de Africa por parte de Europa (veáse J. and J. Comaroff «Africa Observed: Discourses of the Imperial Imagination» en Perspectives on Africa: a reader in culture, history and representation).

En definitva, una triste polémica que podía haberse minimizado – si no evitado – si la IAAF hubiera manejado todo el asunto con un poco más de cuidado, evitando así la politización y racialización de un problema que debía haberse mantenido en el plano deportivo. Espero que haya una pronta resolución del asunto y Semenya pueda disfrutar de su victoria tranquilamente si todas las pruebas así lo determinan.