Swazilandia cumple 41 años

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El post de hoy no será sobre noticias de candente actualidad, sino sobre un tema que me resulta cercano personalmente. Hay sin embargo un motivo para publicarlo en esta fecha; hoy, día 6 de Septiembre es el día de la independencia de Swazilandia. Un 41 cumpleaños al que el país llega como única monarquía autoritaria del África sub-sahariana, y como el país con la esperanza de vida media más baja del mundo y con la tasa de prevalencia del VIH-SIDA más alta de acuerdo con las estimaciones del CIA Factbook.

Estos datos están relacionados con el gobierno del actual rey, Mswati III, que domina el escenario político desde su ascenso al poder en 1986. El heredero de Sobhuza II controla el parlamento y no permite la creación de partidos políticos contrarios a los intereses de la monarquía. A finales del año pasado, Mario Masuku, líder del People’s United Democratic Movement (PUDEMO), el partido de oposición más importante del país, fue encarcelado y acusado de terrorismo (Swazilandia un nuevo aliado en la ya desgastada «guerra contra el terror»?). Desde entonces se encuentra en prisión esperando un juicio que finalmente se celebrará el próximo 25 de Septiembre.

Mario Masuku
Mario Masuku

Durante todo este año se han sucedido las críticas contra la falta de democracia en el país; críticas que se han unido a aquellas dirigidas a los lamentablemente famosos excesos de la vida personal de Mswati, que a menudo implican el despifarro de los escasos recursos del país. Sin duda un posible cambio democrático en Swazilandia depende de Suráfrica, el poderoso vecino del cual depende en gran parte la economía del país. Dento de Suráfrica, son la federación sindical COSATU y el Partido Comunista – además de numerosas asociaciones de la sociedad civil – los que mantienen una postura más crítica hacia el gobierno de Mswati. Recientemente COSATU organizó un bloqueo de la frontera entre los dos países, además de anunciar una visita al encarcelado líder de PUDEMO. Sin embargo, el presidente Jacob Zuma parece reacio a criticar abiertamente a Msawti, no sólo por su supuesta amistad personal, sino porque Mswati representa una posición tradicionalista con la que Zuma simpatiza. Esta reticencia sin embargo puede convertirse en un talón de Aquiles para Zuma (¿un nuevo Zimbabwe?) si Swazilandia se convierte en foco de movilización por parte de los sindicatos; que se sumaría al descontento general creado por la crisis económica.

En fin, un no-muy-feliz cumpleaños para este pequeño y bello país, cuya gente continúa trabajando y luchando para salir adelate a pesar de las carencias del gobierno. Así, no todo lo que sucede en Swazilandia es negativo; es posible encontrar esperanza en eventos como una nueva edición del reciente Bushfire International Festival o la noticia de que por primera vez una pareja de mujeres ha declarado en público su intencion de casarse.