1960 was the year of Africa, and so, last year we saw plenty of African countries «turning 50». However by no means all countries became independent then; for some like South Africa, it took as long as 1994 to attain majority rule (and of course South Sudan has become Africa’s newest country only this summer).
And so, 9th December 1961 was the time for Tanganyika – as the territory was known back then (it became Tanzania following the union of the mainland and Zanzibar in 1964). The country became independent under the leadership of one of the most inspiring leaders of independent Africa: Julius Kambarage Nyerere, («Mwalimu»), who developed the concept of ujamaa, and was one of the very, very few PAfrican Presidents to abandon power willingly. Seguir leyendo →
Nigeria, un gigante africano, celebra hoy su 49º día de la Independencia. La cifras de este país hablan por si solas: el país con más habitantes del continente africano y el noveno en el mundo- 150 millones; la segunda economía del África sub-Sahariana, sólo por detrás de Suráfrica; y el quinto país exportador de petróleo en el mundo (detalles).
Pero este gigante tiene también pies de barro, que han impedido hasta ahora la realización de su potencial: numerosos conflictosde distinta índole, un alto índice de corrupción y una turbulenta historia de golpes militares y brutales dictaduras. Muchos de estos problemas son frecuentemente atribuidos a la experiencia colonial del país bajo el «gobierno indirecto» (indirect rule) de los británicos, así como a la demarcación arbitraria de las fronteras que juntó en Nigeria una mezcla potencialmente explosiva de más de 250 grupos étnicos y distintas religiones (un Norte musulmán y un Sur cristiano, además de las numerosas religiones africanas). Tres de éstos grupos culturales/ étnicos son mayoritarios y basados en un área distinta del país – Hausa y Fulani 29% (Norte), Yoruba 21% (Suroeste) e Igbo 18%) (Sudeste), una receta para el conflicto, como se demostró en 1967 en la Guerra de Biafra, en la que las provincias del sudeste intentaron la secesión. Una guerra por cierto que generó la primera intervención humanitaria, a cargo Mediciens sans Frontiers (MSF), una nueva organización fundada por el ahora ministro de exteriores francés Bernard Kouchner (aquí se puede encontrar un interesantísimo artículo, en inglés).
Portada de la revista Life, enfatizando el aspecto humanitario de la guerra
Pero no todos los problemas de Nigeria pueden atribuirse a la experiencia colonial (o por lo menos no más que en cualquier otro país africano). La abundancia de petróleo en la costa del Delta del Níger – descubierto ya durante el período colonial – ha sido también un importante factor desestabilizador. Los ingresos generados por la extracción de crudo han aumentado la recompensa de hacerse con el control del Gobierno central, y también facilitan que aumente la corrupción y que una gran cantidad de fondos públicos sean desviados a cuentas privadas basadas en paraísos fiscales – el jefe de la fiscalia anti-corrupción, Nuhu Ribadu, estima que $380.000 millones de dólares han sido robados por distintos líderes desde que Nigeria es independiente.
Las consequencias para la estabilidad del país de esta bonanza económica (y de la complicidad de las naciones ricas en cuyos bancos se deposita el dinero y en cuyos lujosos barrios compran casas estos líderes), están claras. Desde 1966, Nigeria ha sufrido siete golpes de estado y otras tantas dictaduras militares, de las que destaca la brutal represion que sometió al país Sanni Abacha desde 1993 a 1998. Los altos niveles de corrupción también han generado el descontento de las regiones productoras, cuyas poblaciones no sólo no se benefician de los ingresos percibidos, sino que además sufren la contaminación y el deterioro medioambiental causado por las explotaciones pertolíferas. Uno de los principales activistas que denunció la situación fue el escritor Ken Saro Wiwa, cuya defensa de su gente, los Ogoni, y la denunciá del daño ambiental causado por la petrolera Shell, le costó la vida (fue sumariamente juzgado y ejecutado por Abacha) – Shell recientemente ha pagado $15 millones como compensación a las familias de los ejecutados. El conflicto del delta sin embargo continúa, ahora de forma violenta , tras la formación del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) cuyas actividades incluyen el secuerstro de trabajadores y los ataques a instalaciones de la industria petrolífera. Como respuesta, el gobierno ha lanzado numerosas ofensivas (la última este verano) contra los considerados rebeldes, dejando numerosas víctimas civiles.
Serñia injusto sin embargo hablar sólo de cosas negativas en el aniversario de la independencia. Nigeria ha estado bajo el control de un civil desde 1999, tiempo durante el que se han celebrado elecciones regularmente (si bien los estándar de limpieza y transparencia es bastante bajo). Además el anterior presidente Olusegun Obasanjo (un antiguo líder militar) fue incapaz de cambiar la Constitución para presentarse a un tercer mandato, y abandonó el poder en 2007. Además el MEND ha hablado de la posibilidad de establecer un grupo de autoridades que negocie en su nombre un posible cese de hostilidades con el gobierno federal.
Y si el nivel de buen liderazgo de los distintos gobiernos nigerianos desde la independencia deja mucho que desear, de la sociedad civil han salido alguna de las importantes figuras africanas de las últimas décades. De entre ellas hay que destacar a los literatos Chinua Achebe y Wole Soyinka (primer ganador africano del premio Nobel de literatura), y cómo no, a Fela Ransome-Kuti, el músico creador del Afrobeat, y activista político perseguido por el gobierno nigeriano. Estas palabras suyas (de la canción «Viva Nigeria») dicen mucho acerca de su lucha y la de muchos activistas en Nigeria, África, y el resto del mundo:
El post de hoy no será sobre noticias de candente actualidad, sino sobre un tema que me resulta cercano personalmente. Hay sin embargo un motivo para publicarlo en esta fecha; hoy, día 6 de Septiembre es el día de la independencia de Swazilandia. Un 41 cumpleaños al que el país llega como única monarquía autoritaria del África sub-sahariana, y como el país con la esperanza de vida media más baja del mundo y con la tasa de prevalencia del VIH-SIDA más alta de acuerdo con las estimaciones del CIA Factbook.
Estos datos están relacionados con el gobierno del actual rey, Mswati III, que domina el escenario político desde su ascenso al poder en 1986. El heredero de Sobhuza II controla el parlamento y no permite la creación de partidos políticos contrarios a los intereses de la monarquía. A finales del año pasado, Mario Masuku, líder del People’s United Democratic Movement (PUDEMO), el partido de oposición más importante del país, fue encarcelado y acusado de terrorismo (Swazilandia un nuevo aliado en la ya desgastada «guerra contra el terror»?). Desde entonces se encuentra en prisión esperando un juicio que finalmente se celebrará el próximo 25 de Septiembre.
Mario Masuku
Durante todo este año se han sucedido las críticas contra la falta de democracia en el país; críticas que se han unido a aquellas dirigidas a los lamentablemente famosos excesos de la vida personal de Mswati, que a menudo implican el despifarro de los escasos recursos del país. Sin duda un posible cambio democrático en Swazilandia depende de Suráfrica, el poderoso vecino del cual depende en gran parte la economía del país. Dento de Suráfrica, son la federación sindical COSATU y el Partido Comunista – además de numerosas asociaciones de la sociedad civil – los que mantienen una postura más crítica hacia el gobierno de Mswati. Recientemente COSATU organizó un bloqueo de la frontera entre los dos países, además de anunciar una visita al encarcelado líder de PUDEMO. Sin embargo, el presidente Jacob Zuma parece reacio a criticar abiertamente a Msawti, no sólo por su supuesta amistad personal, sino porque Mswati representa una posición tradicionalista con la que Zuma simpatiza. Esta reticencia sin embargo puede convertirse en un talón de Aquiles para Zuma (¿un nuevo Zimbabwe?) si Swazilandia se convierte en foco de movilización por parte de los sindicatos; que se sumaría al descontento general creado por la crisis económica.