Apuntes en torno a la final de hoy de la Copa Africana de Naciones

Los «elefantes» se enfrentan a las «balas de cobre» (chipolopolo) esta tarde por la corona del fútbol africano. Se trata de la tercera final para ambas ambas selecciones, aunque sólo Costa de Marfil ha conseguido ganar el título – lo hizo en 1996. Si Zambia se hiciese con la Copa sería el 14º equipo en conseguirlo (algo que da una indicación de lo mucho que cambia el panorama del fútbol africano, en el que ninguna selección o pequeño grupo de selecciones ha mantenido la hegemonía durante mucho tiempo…)

Para Zambia además, jugar la final en Gabón será algo tremendamente emotivo. Fue en la costa de este país en el que el equipo nacional, los chipolopolo, vivió la tragedia que ha marcado su historia desde entonces. Según este artículo de El País (19/04/93), el día 27 de abril de 1993:

la selección de Zambia viajaba hacia Senegal para iniciar en Dakar la segunda ronda continental de clasificación para el Campeonato del Mundo de Estados Unidos 94 -su otro rival habría de ser Marruecos-. El avión, un Buffalo perteneciente al ejército zambiano y en el que iban 30 personas en total, repostó combustible en el aeropuerto de Libreville y, poco después de reanudar el vuelo, cayó a unos dos kilómetros de la costa por motivos todavía no esclarecidos.Veinticuatro cadáveres, aun sin identificar, habían sido recuperados al cierre de esta edición. Entre ellos podrían estar los del presidente de la federación, Michael Muape; el entrenador, Godfrey Chitalu; su ayudante, Alex Chola, y el médico Wilson Mtonga, así como los de los futbolistas Chabala, Muanza, Changue, Chomba, Kangua, Watiyakeni, Makinka, Mulenga, Mutale, Soko, Muila, Chansa, Muitua, Masuwa, Chikualakuala, Banda y Simamba.

Se escaparon de la catástrofe los europeos que habrían de trasladarse por su cuenta: Musonda, del Anderlecht (Bélgica); Johnson Bwalya, del Bulle (Suiza), y Kalusha Bwalya, del PSV Eindhoven (Holanda) y que, precisamente, participó el domingo en el homenaje al argentino y ex valencianista Mario Alberto Kempes.

La selección zambiana saltó a los titulares informativos tras la victoria por 4-0 sobre la italiana, en la que había once profesionales de la Primera División, durante los Juegos Olímpicos de Seúl 88. En los últimos tiempos se había forjado una gran reputación por desarrollar el fútbol más vistoso del continente africano, aunque tan alegre que no solía ligar buenos resultados en campo contrario, lo que incluso había dado pie a alguna crisis federativa en un país con 8.000 licencias.En las últimas citas mundiales, los equipos africanos habían sorprendido a los observadores por la frescura y creatividad de su juego, lo que llevó a considerarlos como depositarios de un fútbol exento de rigores tácticos, rico en ideas y de una refrescante ingenuidad. África apareció para muchos como un reducto del fútbol más puro y libre de presiones.

Como señal de duelo, en Senegal se suspendieron todos los partidos previstos para el sábado y el domingo.

Finalmente fueron 30 personas las que perecieron en el accidente, entre ellas 18 jugadores. Una tragedia que conmoció al país entero y al mundo del fútbol – y pese a lo cual el año siguiente Zambia llegó a la final de la Copa Africana – la última vez hasta hoy.

Para recordar a los fallecidos, los jugadores han visitado esta semana un playa cercana al accidente donde celebraron un pequeño homenaje.

La selección de Zambia lleva flores para depositar en un lugar cercano al del accidente. Más pinchando en la imagen.

Todo esto hará sin duda que los zambianos salten al campo decididos a ganar el trofeo y dar un verdadero homenaje a aquel equipo. Sin embargo no lo tienen nada fácil ya que en frente se encuentra ni más ni menos que los elefantes de la poderosa Costa de Marfil – liderada por Didier Drogba y que no ha concedido un sólo gol en todo el torneo. La respuesta a partir de las 20:30 esta tarde.

PD – Además, como nota histórica e informativa, esta curiosa foto de otro encuentro ente ambos países, pero esta vez representados por sus primeros presidentes tras la independencia Kenneth Kaunda y Félix Houphouët-Boigny.

Kenneth Kaunda and Felix Houphouet Boigny in Abidjan

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