A pesar de que pueda parecer que en los meses de verano, la actualidad (como muchos de nosotros) se va de vacaciones, no es este el caso. Muchas cosas están sucediendo en diversos países africanos en las últimas semanas. Además de la vergonzante hambruna en Somalia y el Cuerno de África (aquí, aquí y aquí) que ocupa (finalmente y muy tarde) la actualidad informativa, durante el último mes han sucedido muchas otras historias en el continente, algunas de las cuales he estado siguiendo y haciendo comentarios y artículos.
Pro ejemplo, un artículo para FP en español con motivo de la indepdendencia de Sudán del Sur, analizando el contexto en que esta se produce, y las perspectivas de futuro:
Los retos son inmensos, pero existen razones para el optimismo. A pesar de que las perspectivas eran inciertas, al final se respetó el Acuerdo Global de Paz de 2005 por el que el Norte aceptaba que el Sur se escindiera. Pero no fue sencillo. El Sur representaba un tercio de los ingresos del país y poseía la mayor parte de los yacimientos de crudo. El presidente Omar al Bashir, presionado por el sector más inflexible, desempeñó un papel poco claro hasta el 9 de julio, en un intento de reforzar su posición negociadora. Además, Jartum llevaría a cabo ataques violentos contra las zonas fronterizas de Abyei y Kordofán del Sur, que produjeron un número no aclarado de muertos, la destrucción de numerosos pueblos y decenas de miles de desplazados.
Sin embargo, los actores internacionales hicieron que la opción de la violencia fuera muy costosa. Los mayores esfuerzos diplomáticos fueron los del equipo negociador de la Unión Africana, encabezada por el ex presidente surafricano Thabo Mbeki. Mbeki se reunió en Addis Abeba hasta conseguir una zona desmilitarizada en la frontera y que el Norte aceptase el despliegue de 4.200 soldados etíopes en Abyei bajo el mando de la ONU. China y Estados Unidos también contribuyeron a los esfuerzos para alcanzar un acuerdo. La hostilidad de Washington hacia Al Bashir se ha suavizado, y los estadounidenses llegaron a ofrecer a los sudaneses ventajas importantes para endulzar el pacto, como el pacto de sacar el país de su lista de terroristas si dejaba marcharse al Sur en paz. Pekín es el principal aliado de Sudán, pero, dado su interés por el petróleo, está incrementando las inversiones en el Sur y prefiere evitar cualquier conflicto que pueda interrumpir la producción.
Aquí puede leerse íntegramente.
La visita del «primer ministro» de los rebeldes libios a España (vídeo en el que comento esta noticia).
Y las protestas del 20 de julio en Malaui, cubiertas en los informativos de la Sexta, en donde aparezco hablando sobre el tema.