No es éste un debate nuevo desde luego, sino todo lo contrario – se remonta al menos, hasta los años 60, época en la que la mayoría de los países africanos obtuvieron su independencia. Hablo del sempiterno dilema sobre las fronteras de los países africanos, sus particularidades, y la implicaciones que estas tienen para el desarrollo económico y político de los distintos países. Esta vez ha vuelto a la actualidad de la mano de Mo Ibrahim, quién se está convirtiendo – para descontento de algunos – en una especie de gurú del desarrollo y el buen gobierno africano. El tema sin embargo no ha desaprecido nunca de los análisis hechos por académicos, comentaristas, o los mismos políticos – uno de los análisis más destacados, desde una perspectiva histórica que alcanza hasta el África precolonial, es el libro de Jeffrey Herbst «States and Power in Africa».
Mo Ibrahim (centro) y el Presidente de Tanzania (a su derecha) aplauden en un momento del acto en Dar-es-Salam (Foto Michuzi)
Hablando el pasado domingo en Tanzania – la crónica del evento se puede ver en el blog issamichuzi – Ibrahim señaló que la mayoría de los estados africanos son demasiado pequeños para sobrevir, y que cada uno de los 53 estados por si mismos, no podrán nunca competir con gigantes como China o la UE. Ibrahim enseguida señaló sin embargo que hablaba sobre integración económica – y no unidad política. Una receta que está en sintonía con los modelos económicos – marcados por el consensos neo-liberal – defendidos por instituciones como el Banco Mundial, o el Banco de Desarrollo Africano durante las últimas casi tres décadas. De hecho la integración económica regional ha sido uno de los procesos más importantes de los últimos años, y se ha manifestado en organizaciones como una renovada Comunidad del África del Este (CAE), o la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC, en inglés). Aunque existen indudables ventajas en estas iniciativas – como señala Ibrahim, el comercio intra-africano constituye sólamente un 4-5% del total mundial – esto no es una panace y existen riesgos que hay que tener en cuenta. Ambos aspectos se señalan en una reciente entrada del blog «A Bombastic Element», en el que se hace referencia a que, de nuevo según el Banco Mundial, los elevados costes de distintas intraestructuras son a menudo inasumibles por los pequeños estados por sí mismos, y es necesario la colaboración. Al mismo tiempo se apunta a que integración regional del comercio corre el peligro de ser monopolizada por los gigantes de cada región – Nigeria, Suráfrica, Kenia -, lo que puede generar reticencias entre los demás países – está es una razón por la cual los avances hacia una mayor integración en la CAE avanzan despacio.
La receta económica es sin embargo insuficiente por si misma, ya que como señala el ex-Presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, «la economía ya está globalizada. Ahora hay que globalizar la política»; algo que ha puesto aún más de manifiesto la presente crisis económica. Quizá centrándose en las recetas económicas Ibrahim quiso distanciarse del principal promotor de los «Estados Unidos de África» en la actualidad, el presidente libio Muammar el Gaddafi , quién continúa recibendo más atención por sus extravagantes acciones, que por su liderazgo continental. La unidad política africana es sin embargo un tema claro, y uno que preocupaba ya sobremanera a los primeros líderes de la independencia africana – entre los que podemos destacar a Nyerere, Nkrumah y Senghor. Estos líderes eran conscientes de lo artifical de las fronteras legadas por las potencias europeas y jugaron con la posibilidad de establecer nuevas entidades políticas como la Federación Senegal-Mali (Junio-Septiembre 1960), la Unión Ghana-Guinea (1958-62), o la (primera) Comunidad del Africa del Este (1967-69). Además estos líderes abrazaron una ideología Pan-Africanista clave en el establecimiento de instituciones como la Organización de la Unidad Africana (ahora Unión Africana) que, aunque lejos de ser perfectas, trabajan en favor de una mayor cooperación dentro del continente. Ideas que también jugaron una parte importante en el apoyo que países como Tanzania dieron a organizaciones que luchaban aún por la independencia en el sur del continente como ZANU en Zimbabwe, FRELIMO en Mozambique y, el ANC surafricano.
Imagen del All-Africa’s People Congress, celbredo en Ghana en 1958 (foto:Pan-African News-wire)
En definitiva, que el debate acerca del tamaño y las fronteras de los países africanos, sigue vivo y vuelve a estar de actualidad. Es importante sin embargo señalar que el futuro del continente pasa no sólo por crear una mayor integración económica – receta que parece la idea dominante en las grandes insituciones como el Banco Mundial; sino también por renovar el compromiso con los ideales Pan-Africanos y de solidaridad continental que tan importante papel jugaron en el pasado. Sólo así se podrá conseguir que las relaciones entre países africanos y entre África y el resto del mundo, se basen en algo más que el beneficio, y pueda contribuir a la creación de instituciones políticas democráticas que se situen por encima de los mercados.
More on the costs of regional integration – Prof. Shivji warns that market integration of EAC could lead this area to become a «puppet block» if dendency on Western donors continues.
Beyond this, a future SADC-EAC integration would cost $5.5 billion per year during a decade!