En el último número de Pambazuka News, Vijay Prashad escribe acerca de algunos preocupantes movimientos que están teniendo lugar en Mali, y que parecen haber pasado desapercibidos en los principales medios de comunicació. Prashad expone el apoyo recibido por el Gobierno de Mali, liderado por su presidente Amadou Toumani Touré, por parte de fuentes militares y de inteligencia de los EEUU para frenar el progreso del grupo terrorista «Al Qaeda del Maghreb Islámico» (AQMI). No sólo ha contribuido el Departamento de Estado con $5 milloneas al persupuesto militar de Mali (de un total de $70 millones), sino que además 300 consejeros de la Fuerzas Especiales han llevado a cabo ejercicios de entremamiento junto al ejército maliense. Además,todas estas actividades se integran dentro del nuevo AFRICOM, un departamento del ejército de EEUU establecido especialmente para el continente. Un polémico proyecto que según sus críticos pretende aumentar la presencia militar en África bajo el pretexto de «luchar contra el terrorismo», pero tras el cual se encuentran los verdaderos intereses – controla las reservas energéticas y los recursos naturales del continente – especialmente las reservas pertolíferas del Golfo de Guinea. Este refuerzo del ejército, avisa Prashad, puede conducir, dado el contexto de tensiones nacionales y regionales y la creciente lucha por distintos recursos, a un ataque por parte del ejército a las libertades civiles y democráticas, similar al acontecido en Guinea el pasado mes de Septiembre.
Un miembro de las Fuerzas Especiales de EEUU inspecciona las armas de soldados del ejército de Mali (foto ejército de EEUU)
Diversas reflexiones emergen de esto. Primro, parece claro que la perspectiva de «la guerra contra el terrorismo» adoptada por la pasada administración de EEUU y que domina las releciones exteriores del país puede, en el mejor caso, llevar a analisis equivocados, y en el peor, como una «tapadera» para otros intereses. Aquí por ejemplo AQIM no aparece como una amenaza al estado de Mali por su orientación islamista. De hecho, la asociación con Al Qaeda es simplemente un «golpe de efecto»; como escribe Prashad, AQIM es «una tienda pequeña con un gran cartel», cuyas actividades son casi por completo criminales, incluyendo el tráfico de armas y drogas, y el secuestro de turistas occidentales y diplomáticos en el país. Esto no significa que AQIM no sea una amenaza, sólo que no se puede presentar como un grupo donde el elemento islamista es el más importante.
Segundo, y derivado de esto, para solucionar los problemas de Mali, es necesario promover tanto un desarrollo económico como una más justa distribución de los beneficios generados por este crecimiento. Son las desigualdades existentes las que explican el prolongado conflicto entre el estado maliense y los «rebeldes Tuareg», que se remonta hasta la independencia del país en 196, y que se intensificó a partir de 1990, forzando al estado a firmar un acuerdo pactado. Así, la desigual distribución centro/periferia aparece en Mali, como en casi todos los países del Sahel, como la dinámica clave. Una dinámica que también caracteriza el conflicto en Sudán/Darfur como hemos visto anteriormente.
Finalmente, parece también necesario señalar la creciente importancia que la zona saheliana está adquiriendo en el panorama global. No sólo se trata de una de las regiones dónde los efectos del cambio climático se están notando con mayor intensidad, y dónde están teniendo un impacto mñas directo en procesos políticos. El Sahel se ha convertido ya en pieza clave en los complejos procesos migratorios entre el África Subsahariana y Europa, y en lugar donde los países europeos colocan ya las primeras «barreras» para intentas frenar esto procesos, que son vistos (por desgracia) como simples amenazas. También, noticias recientes señalan como el desierto de Sahara se puede convertir en un área crucial en la búsqueda de fuentes de energía que proporcionen una alternativa a los combustibles fósiles. Por ejemplo Desertec, un consorcio compuesto de 12 compañías europeas, planea construir en el Sahara, la planta de energía solar más grande del mundo, equivalente a 100 centrales nucleares, y conectarla mediante cables de alta tensión con el sur de Europa, aumentando el valor geoestratégico de la región, elevado ya dadas las ricas reservas de petróleo, gas y uranio presentes en la zona.
Foto Desertec Foundation
Parece probable pues, que a medida que el Sahel gana importancia en los asuntos globales, el eterno dilema de seguridad vs. democracia adquiera nuevas dimensiones en la zona, y que pueda involucrarse a nuevos y poderosos actores, algo que no necesariamente lleve a un beneficio directo por parte de la población de estos países.
Your article clearly underlines why Africa needs a real African Union. One that can defend the African People’s rights and future. How to develop a souvereign Africa when its his pulled apart by countless allegiances( military, economical, political…) that do not always profit the People? What of tomorrow when we want to review or revoke those deals, acts, agreements?
Thanks for your comment!! yes, definitely agree with you in the importance of an African Union. The problem is that so far politicians have failed to deliver on their promises. It may even seem as if an African Union is too important to be left to politicians!