Ayer se conoció la liberación del británico Simon Mann y otros cuatro mercenarios surafricanos, incluyendo al segundo de Mann en la operación Nick du Toit, de la prisión en Guinea Ecuatorial en la que cumplían condena por su participación en el fallido golpe de estado de 2004. Esta noticia devuelve a la actualidad uno de los eventos más oscuros y extraños de la historia reciente de este país, además de arrojar un nuevo interrogante acerca de por qué se produce ahora la liberación – que se ha producido a través de un perdón presidencial dictado por Obiang.
Mann, segundo por la derecha en un momento del juicio
Mann, líder del golpe, fue arrestado junto a otros 64 mercenarios en Marzo de 2004, en Zimbabwe, cuando estaban a punto de embarcar en un avión rumbo a Malabo. Allí, una vez tomado el control del aeropuerto, los mercenarios planeaban dirigirse al palacio presidencia y deponer a Obiang, quien sería sustituido por el líder de la oposición Severo Moto, exiliado en Madrid. Cuando fueron detenidos en Zimbabwe – se encontraban allí porque el gobierno de este país había accedido previamente a suministrar las armas necesarias – comenzó una larga y complicada serie de declaraciones e investigaciones acerca de quién se encontraba realmente detrás del golpe. Mann, que en caso de tener éxito en su misión hubiera recibido 15 millones de dólares además de jugosos contratos para garantizar la seguridad en el país, afirmó ser “sólo el encargado y no el arquitecto” del golpe. Según él, detrás se encontraban numerosas personas y poderosos intereses. No sólo Mark Thatcher, hijo de la ex-primera ministra británica, juzgado en Sudáfrica en 2005 y condenado por financiar las actividades de Mann (pero de las que desconocía los detalles). Durante sus juicios, primero en Harare y después en Malabo, Mann ha acusado a los Gobiernos de España y Sudáfrica de estar directamente implicados (ambos han negado su participación), además de afirmar que la operación contaba con el visto bueno de la inteligencia de EEUU y de algunas compañías petrolíferas norteamericanas, interesadas en controlar los enormes recursos de Guinea Ecuatorial.
El Presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang
Aunque parece imposible juzgar la credibilidad de las afirmaciones hechas por Mann, su liberación abre la puerta a que en el futuro aparezcan más detalles acerca de los hechos. Pero la forma – perdón presidencial – y, sobre todo, el momento en que se produce su liberación – un mes antes de las elecciones convocadas por Obiang, y justo el día anterior a la visita al país del presidente surafricano Jacob Zuma – hace necesario el preguntarse por el motivo y el significado de los recientes eventos. Así, es difícil no preguntarse cuánto cálculo político existe detrás de esta puesta en libertad – a pesar de que oficialmente se esgrimen razones médicas y el arrepentimiento de los condenados. Es muy posible que Obiang pretende, mediante este gesto de “buena voluntad”, distraer la atención mediática lejos de los excesos de su dictadura, la miseria de la población del país, su expolio de las riquezas de Guinea y el reparto de estas entre los miembros de su familia y amigos, y de las incontables deficiencias del presunto “proceso democrático” que representan las elecciones de este mes. Quizás también considere posible conseguir una cierta simpatía por parte del gobierno de Zuma, y del británico, para que la reacción a los resultados electorales que le pronunciarán ganador con un 97 ó 98% de los votos (97.1% fue su resultado en 2002), se limiten como mucho, a una declaración de condena y a las solicitud de mayores garantías democráticas para los próximos comicios. Una reacción probablemente similar a la que emitirá el gobierno español, si las recientes alabanzas de Moratinos sirven como guía. Es decir, Obiang se mueve, hace y deshace a su antojo, para que todo siga igual, para continuar manteniendo una cierta acceptación en la comunidad internacional, a cambio de garantizal el acceso a los recursos petrolíferos. Business as usual.
En la foto Simon Mann realmente tiene cara del típico malo de película de acción de Hollywood…