Congo – merecidos premios, conflictos y grandes planes

Dos noticias conocidas ayer ejemplifican como la República Democrática del Congo (RDC) es el país africano que mejor representa el enorme potencial del continente , al mismo tiempo que los importantes retos que han de superarse para que éste sea realizado. Por una parte, la Right Livelihood Foundation concedió uno de sus premios anuales – conocidos como los «Nobel alternativos» – al congoleño René Ngongo por su «…valor al enfrentarse a las fuerzas que están destruyendo las selvas del Congo y al censeguir apoyo político para su conservación y uso sostenible» – en las palabras de la organización. Ngongo, fundador de OCEAN (Organisation concertée des ecologistes et amis de la nature), en 1994, lleva desde esta fecha trabajando para denunciar la explotación ilegal de los bosques y minas y concienciando a la opinión pública de la importancia de hacer un uso sostenible de la tierra y los recuros naturales. En la actualidad dirige la oficina de Greenpeace en la RDC, habiendo pasado el liderazgo de OCEAN una nueva generación. Este es sin duda un merecido premio – por primera vez para un congoleño – que reconoce el trabajo de muchísimas personas que trabajan por el futuro del Congo y de África.
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René Ngongo
Casi al mismo tiempo que se concedía este premio se conocía un informe – elaborado por 85 organizaciones locales e internacinales – tremendamente crítico de la actuación de las fuerzas de la ONU estacionadas en el Este de la RDC. Según este informe la operación Kimia II lanzada por el gobierno congoleño – con apoyo de los cascos azules de la ONU – contra el grupo rebelde Fuerza Democrática para la Liberación de Ruanda (FDLR) ha causado un desproporcionado número de víctimas civiles. Más de 1.000 civiles han muerto, 7.000 mujeres han sido violadas y 900.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas desde el pasado mes de Enero como resultado de los ataques tanto de grupos rebeldes, como del propio ejeército congoleño. En total Kimia II ha resultado en el desarme de apenas 1.000 soldados del FDLR (de un total estimado a principios de año en 7.000) – un numero que contrasta con las cifras desproporcionadamente elevadas de víctimas civiles.
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Cascos azules en la RDC

El conflicto en el Este de la RDC es sin duda uno de los más trágicos conflictos que afectan al continente en la actualidad. Aunque el país ha sufrido una gran inestabildad en numerosas ocasiones desde su independencia, el conflicto actual se remonta a la decada de 1990, cuando tras el genocidio en Ruanda, numerosos refugiados (entre ellos muchos culpables de genocidio) cruzaron la frontera y se establecieron en el este del país. Posteriormente, el nuevo gobierno Ruandés apoyó la rebelión de Laurent Kabila contra el régimen – ya en sus últimos días – de Mobutu Sese-Seko. Kabila tomó el poder en 1997, pero los conflictos en el Este continuaron aumentando al año siguiente – tras el distanciamiento entre Kabila y sus anteriores aliados ruandeses – y dio lugar al lo que se conoce como «Primera Guerra Mundial Africana», en la que intervinieron numerosos países y que duró oficialmente hasta 2003, aunque la violencia continúa.
A pesar de que puedan existir motivos puramente políticos tras las acciones de algunos rebeldes, está claro que la motivación principal de muchos de estos grupos es económica. La explotación ilegal de los abundantes recursos naturales del país: diamantes, coltán, madera, cobre genera importantes beneficios – no sólo en la zona de conflicto, sino en todo el país – de los que no se beneficia la mayoría de la población congloeña, sino tanto empresas extranjeras (como he señalado anteriormente) como los altos funcionarios y grandes hombres de negocios del país. Un artículo reciente en la publicación Africa Confidential analiza en detalle los numerosos problemas a los que se enfrenta la campaña anti-corrupción lanzada (con cuestionable compromiso) por parte del actual presidente Joseph Kabila. En un informe del propio gobierno se detalla que mientras que los ingresos del estado procedentes de la actividad minera suman $92 millones al año, $450 millones se pierden mediante la evasión de impuestos y la falta de transparencia de numerosas empresas. En las provincias del Este sólo un 1% de los impuestos debidos al gobierno han sido pagados, una situación de descontrol motivada tanto por la falta de capacidad del estado, como por los numerosos intereses – locales e internacionales – que quieren que todo siga como en la actualidad.
Esta claro pues, que el desarrolo económico y social del Congo pasa por una reforma total de su economía, y su gobierno, que permita al estado recibir una justa retribución por sus recursos naturales en primer lugar, y una eficiente distribución de estos ingresos entre la población. ¿Podría ofrecer algo de esperanza Sicomines, una empresa participada por los gobiernos chino y congoleño, en la que el estado africano controlará un 32% de la compañía, y por la que el gobierno chino se compromete a una inversion de $6 billones en infraestructuras, universidades y hospitales? Me gustaría de hecho dedicar la próxima entrada a explorar en más detalle los peligros y el potencial de la creciente presencia china en el continente. De momento el cambio de rumbo de la RDC parece tan lejano y extremadamente complicado, que da la sensación de sólo se puede conseguir a través de algun proyecto espectacular. Quizá por eso el proyecto de la Gran Presa Inga, haya recibido numerosos apoyos internacionales, incluído el del Banco Mundial. Esta presa – cuyo coste se ha estimado en 80.000 millones de dólares – sería la más grande del mundo, y produciría 40,000 MW (el doble que la presa de la Tres Gargantas), suficiente – dicen los defensores del proyecto – para dar electricidad a 500 de los 900 millones de habitantes del continente. Sin embargo, ni la viabilidad ni los beneficios de este proyecto están tan claros. La presa Gran Inga vendría tras la reforma de Inga I y II, y tras la construcción de Inga III – un proyecto mucho más realista pero que ya ha sufrido un revés tras el cambio de opinión del gobierno congoleño que prefiere la oferta de BHP Billiton a la anteriormente acordada con un conglomerado de gobiernos africanos. Al mismo tiempo, han surgido dudas sobre los beneficiarios de la electricidad producida por la presa al conocerse que el proyecto del BM prevee una conexión que abastezca de energía al sur de Europa. La ONG International Rivers tiene en su página web numerosos artículos dedicados a las distintas presas Inga y al coste humano que supondrían. En definitiva, un panorama difícil para la RDC, pero que require el compromiso con el trabajo de personas como René Ngongo, que trabajan por hacer el Congo más democrático en contra de los grandes intereses que se benefician de la situación actual del país.
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Vista de la presa Inga instalada en la actualidad (Int. Rivers)

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